24.9.10

Pensamientos de último instante de un cuerpo ya inhabitado. Parte 1.

-Toma asiento, querido amigo, la silla eléctrica espera un trasero calcinado. ¿Un último deseo?
-Que mueras conmigo.

La silla reaccionó a sus palabras dejando un cuerpo vacío. Una persona que un segundo después de su muerte abandonó su cuerpo. Pasó un segundo (después del desalojamiento) hasta que volvió a romperse el silencio.

-Lo siento, eso no va a poder, ser.

¿Por qué? ¿Soy yo el malo? ¿Son ellos los buenos?
Conozco la relatividad de esos conceptos y por ello decidí que no hay buenos y malos, todos buscamos nuestro beneficio. Sólo hago una distinción, yo procuro ,buscando mi beneficio, ofrecer alguno extra a quien se cruza en mi vida, hay quien lo que prefiere es pisotear al resto para triunfar...diréis: 'Deseaste que ese hombre muriera contigo'...hay una razón: nunca estará satisfecho con lo que obtenga y yo no creo en Dios y, realmente, tampoco en el karma, pero esta segunda es mi forma de llamar a la proporción natural, la balanza de la vida: si haces esto tendrá un cierto peso en la balanza que hará que pase esto otro. Nada ocurre en vano, podía haber pedido un deseo más estúpido, como seguir viviendo o una última cena....sé que morí por una razón. No veo mi muerte como un castigo si no como una pieza más en la balanza, un hecho, una realidad, una consecuencia. Nunca tuve miedo a morir, me apenaban mis seres queridos y dejar cosas por hacer, cuando no te queda nada es cuando empiezas a ver a la muerte ya no como un enemigo, si no como...el...toque de nata de la tarta de chocolate, el punto final de la historia, la página en blanco del final de los libros.
¿Qué hice para llegar a esta situación? Buscar mi propio beneficio. Creo que aún estoy a tiempo de conseguirlo. La muerte no es el final.

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