25.10.09

Si mañana no hay tiempo para el ocio es que ayer no hubo tiempo para el trabajo.

Mañana.
Mañana es el único día que va justo después de hoy.
No sabemos qué puede pasar mañana, por eso es más importante que el ayer. Ayer ya sabemos lo que pasó.
Puedes decir: los actos que hiciste en el ayer pueden afectar al mañana. Pero ayer fue el mañana del ayer de ayer, por lo tanto ayer fue mañana y mañana será ayer, por lo tanto me llevo la contraria, mañana no importa, pues será el ayer del mañana de mañana. A estas alturas las palabras ayer y mañana se hacen palabras absurdas en mi cabeza. Ya me dan igual ayer y mañana, sólo me importa hoy, es el mañana de ayer y será el ayer de mañana, pero es el único momento en el que estoy actuando.

14.10.09

-'¿E o no e?'-'E'

Soy perfectamente consciente de lo que sucede.
El negro es negro y el blanco es negro también, así como el azul y el amarillo que residen en el rojo mas verde que puedas encontrar.
La piedra es piedra y mi mente es piedra también, una piedra que golpea las paredes de la cueva de mi pensamiento, el pensamiento es puro, borroso, pero puro.
La luz es luz, pero no ilumina, sólo crea diversos tipos de negros en el ambiente, un negro brillante, casi blanco, es decir, casi negro.
Hoy las sombras son largas y nítidas, al igual que la luz.
Si el cielo no fuera azul, yo no sabría que en realidad es negro. Si el cielo no fuera negro, la luz y las sombras no serían hoy tan largas y nítidas.
La música no es música, es ruido. Dando forma al ruido se puede crear música, pero dando forma al negro no se puede crear azul, ni amarillo, ni verde, ni rojo...ni siquiera blanco, sólo se puede crear negro.
Ahora dime que no soy consciente de lo que ocurre.

8.10.09

La Noche.

La noche cae sobre la tierra y despierta en nuestros cielos. La sombra se apodera de todo lo que antes veíamos volvíendonos ciegos. Las estrellas son incontables en las entrañas del bosque. La hojas rozan la Luna y también rozan más hojas. La Luna no observa, también es ciega en la noche, sólo ve estrellas, si queda alguna.
No hay luz en ningún lugar que yo pueda observar desde la cima del monte. Algo cae del cielo, es un avión.
La Luna llena sale de entre las nubes que hace un momento la tapaban, sigo sin ver nada de mi alrededor porque sólo miro al cielo. Los susurros no cesan, sino que aumentan, antes estaba nervioso por los que se oían, pero ahora que son más los oigo como un incesante sonido, dulce, tranquilo.
Las nubes tapan de nuevo a la Luna. Mis párpados tapan mis ojos.

2.10.09

Tiempo.

Hoy el día se despierta de color negro, que destiñe poco a poco y se almacena tras edificios grandes con gente que va desapareciendo. El día está blanco y el calor marchó de vacaciones. Los colores que me rodean son los blancos colores de un otoño con nubes y mucha sombra acumulada tras grandes edificios y gruesos árboles.
Los ángeles, atrapados entre las estrellas y las nubes, no reparten hoy felicidad. Los días grises hacen personas grises. Las personas grises hacen cosas grises. Las cosas grises destiñen y se convierten en residuos oscuros que se almacenan con el negro del despertar del día.
El negro nos mira, nos atrapa, sale de su posición tras los edificios y árboles y asciende al cielo de nuevo. La calma provoca sueño en el día y el sueño atrae al silencio.
El silencio se apodera de nuestros hogares y nuestras calles y nuestros bosques y montes. El silencio invita al frío a acompañarle en la larga noche que les espera a ellos dos solos entre la oscuridad. Una farola se enciende y se apaga, es tétrico cuando se enciende, es más tranquilo cuando se apaga. Hay alguien despierto, es la Luna, son las estrellas, es el cielo. La Luna ve que no puede observar la tierra. La Luna se pone a dormir sobre el el colchón de nubes negras.

El día se despierta de color negro. Hay un claro, se ve un poco el sol. Hoy el día no es como el de ayer.
El sol vuelve a ocultarse. El claro desaparece. Hoy el día vuelve a ser como el de ayer.

1.10.09

Tal vez pase un poco de tiempo....

Dan las 7:04 en mi reloj, como cada día a las 7:00. Resucito después de una noche en el otro mundo. El frío me despierta, pero el calor de las sábanas me duerme. Dan las 7:14 en mi reloj, como cada día a las 7:10.
Hay que darse prisa. No hay tiempo a pararse a pensar cómo ponerse la camiseta, se pone, luego si eso se corrige.
No hay tiempo para nada si quiero desayunar.
Llegan las 7:54 a mi reloj, llega el autobús, la gente. Arranca el bus.
La carretera serpentea entre bancos de niebla que ocultan los árboles, las casas y los montes lejanos. Las luces brillan más.
Oviedo, 8:30, quedan cuatro minutos hasta y media, aún estamos a tiempo de llegar pronto.
Suceden las clases, van y vienen los profesores, los compañeros y la gente que ni es profesora ni compañera y no se sabe porqué está ahí.
A casa. Salgo del centro a las 14:34 y llego a mi casa a las 15:34 (coincidencia, otros días llego a las 16:04).
Nada que hacer.
El sol no brilla.
Las nubes ocultan el cielo.
Hoy los pájaros no cantan.
Hoy fue un día que aunque quisiriera no recordaría en un futuro.

Estas son las palabras de una persona con una grave enfermedad mental que le lleva a inventarse días que luego no recordará. Algunos lo llaman amnesia, yo lo llamo estupidez.

Estas otras son las palabras de un narcotraficante sin filtro alguno.