6.9.10

Cajoncito, cajoncito.

Y encontré en mi cajón algo que no había.
Lo saqué y me metí dentro.
Estaba encerrado, a oscuras, sólo me tenía a mi mismo.
Después de unos minutos me di cuenta de que mi situación dentro era parecida a mi situación fuera, lo único diferente era que podía salir del cajón, ¿pero para qué? Iba a seguir en un cajón mucho más grande. Me eché una siesta de unos años.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hablad sin reparos.