23.8.12

Se gasta demasiado tiempo en la rutina y demasiado poco en vivir.
¿Cómo te sentirás cuando estés en tu lecho de muerte y recuerdes tu vida, recuerdes en qué empleaste tu vida: en cuidar tu casa, educar a tus hijos y trabajar para poder comer para tener fuerzas para volver al trabajo por un par de duros que gastarás en un piso de mierda, en un barrio de mierda, en unos hijos malcriados y en comidas que te matarán poco a poco y cada vez menos poco a poco por la cantidad de mierda que le echan?
¿Cómo te sentirás cuando mueras sabiendo que no conoces nada más que la televisión y tu puta casa ruinosa (y pequeñas esquinas que pudiste ver cuando te permitiste el lujo de viajar una semana a una ciudad de la que pudiste hablar un mes con tus compañeros de trabajo) en tu puto barrio ruinoso en una ciudad que sólo intenta llenarte de mierda y cuyo centro es demasiado bueno para ti como para poderte permitir vivir allí?
¿Cómo te sentirás sabiendo que empleaste tu vida en trabajar, aparentar y criticar en vez de en vivirla, en disfrutar, en ser libre?

Yo no acabaré como vosotros, prefiero morirme de hambre en Gales, en una prisión Rusa, bajo la nueva bota nazi de Alemania acusado de terrorista, de sed en el desierto del Sáhara o del Mojave o por caer accidentalmente por un acantilado en algún paraíso natural norteño que morirme de asco en este país de mierda.

Vivir como yo quiera, donde yo quiera, cuando yo quiera y porque yo quiero (sin olvidarme de lo demás). Me parece una bonita forma de vivir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Hablad sin reparos.