no entiendo mi falta de tristeza,
siento que mi corazón se ha liberado,
pese a estar sumido en la pobreza.
Ya no necesito tu mirada,
ni tampoco tus falsas promesas,
mi alma no volverá a estar desconsolada
ahora que te arrancó de su cabeza.
Entiende que opte por tu olvido,
aunque sea una opción desesperada,
pero no mantendrán las flechas de Cupido
a mi alma esclavizada.
Tu última poesía,
amada mía.
Las siguientes no te pertenecen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Hablad sin reparos.