21.5.11

Disculpe vuelva a mentar a la vejez pero...

pero...usted un día podía caminar. No temía a la vida y menos a la muerte. Era esbelto, fuerte, joven, vigoroso, era usted una máquina de vivir y ahora, dios mio, a penas puede respirar si no le ayudan, está al borde del abismo mientras unas manos débiles le sujetan para que no caiga todavía, para mantenerle en el miedo y en el abismo hasta el día en el que deje de haber abismo o miedo. Ve pasar el tiempo como hoja que se deja llevar por el viento. Hoja otoñal, moribunda. Como usted ahora, en vida era feliz y en muerte, en el mundo de los sueños, lo será, pero ahora no es usted más que la sombra de lo que un día fue joven, bello y fuerte, de lo que un día tuvo vida, de lo que un día caminaba con rabia, sedienta de vivir...
Ahora en cambio mira la vida como un enemigo, creador de sus dolores y pesares, sólo la muerte le aguarda y usted...
usted la espera con ansia.
Que viva mejor en su muerte, que su vejez se vaya para siempre.

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