18.12.11

Feliz Navidad, hijos de puta.

Llega la Navidad. Qué alegría, qué ilusión, cantemos y bailemos derrochando nuestro dinero difícilmente ganado en cosas que no necesitamos.
Llega la fecha de la falsa alegría, la fecha de la falsa generosidad, la fecha en el que el frío pasa del aire a mi corazón.
Llegan los villancicos, esas canciones que tratan de transmitirnos alborozo religioso. A mi sólo me transmiten depresión.
Llegan los regalos que probablemente no te gusten de familiares a los que a penas ves, esas cenas incómodas con parientes a los que simplemente no puedes ni ver, pero...¿qué más da? Es Navidad, tirémonos por un puente porque...ES NAVIDAD, ¿verdad?
Perdón si escribo alguna palabra mal, pero es que sigo cantando y bailando porque es Navidad, esa fecha tan importante en todas nuestras vidas como el fútbol y tu puta madre. En estas fechas se supone que nació Jesucristo, y le debemos tantísimo que por qué no vamos a celebrarlo, una persona tan influyente en mi vida...de verdad, ¿qué haría yo sin él? Ojalá dentro de unos años celebren también de esta forma mi cumpleaños cuando ya haya muerto.

Cristo, Dios y la Navidad me pueden comer los huevos, yo lo único que celebro es que acabó un año más y aún no conseguisteis derribarme ni tirarme por el suelo, aún no conseguisteis desangrarme, vampiros hijos de puta, aún no conseguisteis que perdiese mi fuerza ni mi espíritu, no derribasteis mi moral y no me conseguisteis arrodillar a vuestros pies. Celebro que sigo vivo y sigo siendo una persona, ¡no un producto de la sociedad!

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